Samuel Domingo //////Esta propuesta fotográfica es un juego, la mayoría de ocasiones improvisado, en el que el retratado sirve como «maniquí» para una idea estética espontánea, perdiendo así su identidad. No se trata de “retratos psicológicos” sino que son fruto de una suerte de «escritura automática» en la que, como dije antes, la improvisación es fundamental.
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