Sebastian Pringle es la cabeza visible de Crystal Fighters, una banda asentada en Londres que ha fusionado los ritmos electrónicos con el folclore del País Vasco.
«Poco a poco descubrimos la cultura y los instrumentos vascos y fuimos profundizando cada vez más», ha explicado Pringle, líder de la formación experimental que combina la txalaparta y el txistu con sintetizadores y bases «techno».
El descubrimiento se debe a que una de las cantantes que acompañan al grupo tiene familia en Euskadi. «Laure encontró un libro en casa de su abuelo, autor de unas memorias inacabadas que venían acompañadas por algunos poemas y mucha información sobre música», explica el músico británico.
El nombre de la banda hace referencia a una ópera vasca inacabada que forma parte de dicho manuscrito, donde se aprecia «una mezcla de la vida real y de lo místico», cuenta Pringle.
El artista reconoce que siente «una conexión personal» con un territorio que ha recorrido «a pie, en bicicleta y en coche», y añade que ha disfrutado especialmente de las cuevas, las pinturas rupestres y la naturaleza que encontró en su itinerario.
La formación inglesa también ha probado el acústico, una variación que disfrutan mucho porque es «un formato original para una banda de electrónica», asegura Pringle, quien de momento no se propone interpretar sus canciones en euskera.
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