OTOÑO

Los espejos son de los peores inventos creados por el ser humano. Nunca pensé que fuera cierto aquello del olor y las feromonas, y sí. Lo es, en serio. Me pregunto cómo es posible despertarse empapada por un olor que es el suyo, y no el tuyo, por toda tu piel. Tampoco pensé que a los 23 fuera a tener canas en el pelo. Tengo algún pelo tan blanco, que es casi transparente. Como si tratara de esconderse. Un día, te aterroriza descubrir cómo los pies y los dedos de las manos encogen y se amoratan con el frío. El tacto deja de funcionar. Más adelante, con el tiempo, ves que lo grave es que eso le suceda a otros músculos, que bombean.

Tampoco creí que envidiaría jamás algo como tener una mandibula marcada, para dar aspecto de persona fuerte. Pensaba también, que los años te iban quitando los miedos y que una iría aprendiendo hasta ya no caer más al suelo. Pero la verdad es que los miedos no sólo ahí siguen, sino que se han acentuado. El tiempo los ha cambiado de color y de forma, nada más. Y sobre lo de no caer… Lo único distinto es que antes te pegabas un golpe, y tus huesos blanditos volvían a su estado natural rápido, aunque eso sí, tenías que vivir con rodillas y codos llenos de cardenales. Pero daba igual, eran heridas de guerra. Ahora la piel es más dura, hay menos marcas a la vista, pero los huesos se rompen con mucha más facilidad. Ptra cosa de la que te sorprendes, es que antes lo primero que hacías al levantarte por la mañana, era contarles a todos tus sueños. Guardabas tus riquezas en el cajón más recóndito de tu cuarto, para un día, salir como un huracán a conseguirlos todos. Ahora lo primero que muestras para conseguir cualquier cosa, es tu dinero, y lo que más ocultas, tus sueños. Porque ahora sabes que un día te vas a morir.

Pero, pero. Siempre hay algún pero. Algún precio hay que pagar incluso por pisar una mierda. Resulta que te da suerte. Mi pero hoy es que mi puerta es muy pequeñita, y tengo que salir de cuclillas por ella. Cuando asomo, lo primero que aterriza fuera es mi cara. La nariz, por ella huelo, huelo a otoño. Huelo a la muerte de todas las hojas que antes con un susurro me acompañaban. Miles de funerales por los suelos. Cientos filas de hormigas, de luto, con una tristeza tan ordenada como su procesión. Lluvia, también veo un cielo que no deja de llorar estos días, por todas ellas. Eran tan verdes, olían tan tiernas. Ahora son secas, marrones, cadáveres podridos que se rompen en pedazos, que se amontonan unos con otros. Y escucho al viento, que se ha quedado tan sólo sin nadie a quien rozarle el cuerpo, las venas, sin nadie que conteste con susurros y bailes de medianoche sus caricias. Ahora, el viento ruge embrutecido por el miedo, y trata de levantar todos los cadáveres. Las eleva con tanta fuerza que alguna me llega a la cara. Hoy doy gracias por los ojos, los oídos y el olfato.

Y ellas. Ellas no se creen tan importantes. Todas estas hojas vivieron regalándonos colores, bailes, sonidos, un olor distinto para cada día. Ellas caen, se amarillean, se pudren, se mueren. Pero con esperanza. Con la esperanza de saber, que mueren y no mueren, pues se preparan para un invierno que es creador de primaveras. El otoño, es el funeral más bonito y más importante del mundo. (By http://www.lamaladelapelicula.com/)

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