Si se echa una rana a una olla con agua hirviendo, ésta percibe la mortal temperatura, y saltara inmediatamente hacia fuera consiguiendo escapar de la olla sin quemarse. En cambio, si inicialmente en la olla ponemos agua a temperatura ambiente, echamos la rana, ésta se queda tan tranquila dentro del recipiente, pero sí comenzamos a calentar el agua poco a poco, la rana no reacciona bruscamente sino que se va acomodando a la nueva temperatura del agua hasta perder la conciencia y terminar muerta por el calor.
Esta historia nos debería evocar la forma en que, desde el poder, logran que terminemos aceptando situaciones que deberían provocar nuestra sublevación mediante el método de ir poco a poco poniéndolas en práctica, estamos sufriéndolas gradualmente sin darnos cuenta de lo que nos están haciendo. Sin duda, más real que nunca en la situación económica que vivimos en la actualidad. !Somos ranas sin conciencia!
animo rana! que la olla está ardiendo… te falta la historia de la rana que cae en el vaso de leche, sigue remando y al final se hace queso y puede salir.