Ten cuidado con las palabras, incluso con las milagrosas. Por las milagrosas lo hacemos lo mejor posible, a veces pululan como insectos y no nos dejan un aguijón sino un beso. Pueden ser tan buenas como dedos. Pueden ser tan seguras como la roca a la que pegas tu trasero. Pero al tiempo pueden ser margaritas y moratones. Con todo, aún estoy enamorada de las palabras. Son palomas que caen del techo. Son seis naranjas sagradas posadas en mi regazo. Son los árboles, las piernas del verano, y el sol, su rostro apasionado. Todavía me fallan a menudo. Son tantas las cosas que quiero decir, tantas historias, imágenes, proverbios, etc. Pero las palabras no son lo bastante buenas, las erróneas me besan. A veces vuelo como un ángel pero con las alas de un troglodita. Aunque trato de tener cuidado y ser amable con ellas. Palabras y huevos deben manipularse con cuidado. Una vez rotas hay cosas que es imposible reparar.
Anne Sexton (Del libro ‘El asesino y otros poemas’)
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