Semilla y Memoria

memoria

La memoria me recuerda que estoy aquí
la única pared que me salva
es donde
está colgada la foto de un ser querido

Pienso que soy una semilla
y tú, la tierra
que soy un vaso,
que soy la vela

que si tú eres un grito
yo he de ser el silencio…

(Michel FeugainEntre sombra y ceniza , Baile del Sol, 2012)

Yo te digo gemido pero tú oyes poesía

 

Me pasa que a veces cuando trato de hablar
Se me llena la boca de pulpos y de errores
 .
Quiero decir ventana pero digo bichos
Quiero decir niño pero digo hidrocarburos
Quiero decir azucena pero digo pollo
Quiero decir esperanza pero digo tendones
Quiero decir música pero digo alimaña
Quiero decir poema pero digo año-luz
Quiero decir caos pero digo frigorífico
Quiero decir manos pero digo cisjordania
Quiero decir hermanos pero digo manicomio
Quiero decir agua pero digo arañazo
Quiero decir pan pero digo estratosfera
Quiero decir amante pero digo dientes
Quiero decir pájaro pero digo epilepsia
Quiero decir cariño pero digo territorio
Quiero decir nubes pero digo arquitectura
Quiero decir labio pero digo encía
Quiero decir palabras pero digo ruido
Quiero decir verdades pero digo acertijos
Quiero decir algo pero digo nada
Quiero decir ángel pero digo miguel
.
Pero a ti también te pasa que si tratas de oír
Los oídos se te llenan de horror y de chatarra
.
Yo te digo luminaria pero tú oyes negocio
Yo te digo mundo pero tú oyes entrecejo
Yo te digo cachorro pero tú oyes señorita
Yo te digo oscuridad pero tú oyes sextante
Yo te digo altitud pero tú oyes mayonesa
Yo te digo revuelta pero tú oyes crucigrama
Yo te digo deseo pero tú oyes ministerio
Yo te digo sequía pero tú oyes semiótica
Yo te digo sombrero pero tú oyes euzkadi
.
Yo te digo ronquido pero tú oyes psicoanálisis
Yo te digo café pero tú oyes esteroesclerosis
Yo te digo envejecer pero tú oyes sabandija
Yo te digo dogma pero tú oyes dogma
Yo te digo libre pero tú oyes gratis
Yo te digo ser pero tú oyes estar
Yo te digo estar pero tú oyes haber
Yo te digo haber pero tú oyes tener
Yo te digo tener pero tú oyes ser
Yo te digo mugidos pero tú oyes palabra
Yo te digo gemido pero tú oyes poesía
.
Por eso ahora estoy aquí afilando las tres espadas de mi boca
.
La primera para cantar
La segunda para morder
La tercera para suplicar el perdón.

(By Miguel Ángel García Argüez – Poema Danza #2)

Eres feo…?

«No sabes la suerte que tienes si eres feo, así a los que gustas puedes estar seguro de que es por otra cosa».

(Charles Bukowsky, y su fotografía. Poeta y escritor estadounidense nacido en Alemania)

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Aburrimiento

Una parte sustancial de lo que les espera en la vida, va a ser reclamada por el aburrimiento.

[…]

Conocido bajo diversos alias —angustia, ennui, tedio, murria, jartera, apatía, desgano, estolidez, letargo, languidez, acidia—, el aburrimiento es un fenómeno complejo y en general producto de la repetición; parecería así que el mejor antídoto en su contra sería la constante inventiva y originalidad. Es lo que ustedes, jóvenes y despiertos, esperarían. Ay, pero la vida no va a darles tal opción, porque el medio principal de la vida es precisamente la repetición.

[…]

Ricos en potencia, ustedes acabarán aburriéndose del trabajo, los amigos, los cónyuges, los amantes, la vista desde la ventana, los muebles o el papel de colgadura de la alcoba, los pensamientos o de ustedes mismos. En consecuencia, tratarán de buscar caminos de escape. Aparte de la autocomplacencia con los artilugios antes citados, pueden dedicarse a cambiar de empleo, residencia, compañía, país, clima; podrán ensayar la promiscuidad, el alcohol, los viajes, las lecciones de cocina, las drogas, el psicoanálisis.

De hecho, pueden juntar todas estas cosas y por un tiempo funcionarán. Hasta el día, por supuesto, en que se despierten en medio de una familia nueva y un papel de colgadura diferente, en un estado y un clima diferentes, con un cerro de cuentas del agente viajero y del analista, pero con el mis-mo sentimiento rancio hacia la luz del día que se filtra a través de las ventanas. Se pondrán los mocasines sólo para descubrir que necesitarían de los cordones para sobreponerse a lo ya conocido. Dependiendo del temperamento o de la edad, les dará pánico o bien se resignarán a la familiaridad de la sensación; o se lanzarán una vez más al galimatías del cambio.

La neurosis y la depresión entrarán en sus léxicos; los gabinetes del baño estarán llenos de píldoras. Básicamente, no hay nada de malo en convertir la vida en una búsqueda constante de alternativas, en pasar por encima de empleos, cónyuges, ambientes, etc.

Pero hay otra salida. No mejor, quizás, desde su punto de vista, y no necesariamente segura pero recta y económica. Quienes entre ustedes hayan leído el poema “Del sirviente a los sirvientes” de Robert Frost, quizás recuerden un verso suyo: “La mejor manera de salir es siempre atravesar”. Por eso lo que voy a sugerirles es una variante so­bre el tema.

[…]

Pues el aburrimiento es una invasión del tiempo en nuestro repertorio de valores. Pone nuestra existencia en perspectiva, con un resultado neto que siempre implica precisión y humildad. La primera, debe notarse, engendra la segunda. Mientras aprendemos sobre nuestro propio tamaño, más humildes y más compasivos nos volvemos con nuestros semejantes, con ese polvo flotante en un rayo de luz o ya inmóvil sobre la mesa. ¡Ah, cuánta vida hubo en esas motas! No desde nuestro punto de vista, sino desde el de ellas. Nosotros somos para ellas lo que el tiempo es para nosotros; por eso es que parecen tan pequeñas. ¿Y saben lo que dice el polvo cuando lo limpian de la mesa?

“Recuérdame”, susurra el polvo.

[…]

Por lo tanto, traten de mantener la pasión, dejen la frialdad para las constelaciones. La pasión es, ante todo, un remedio contra el aburrimiento. Otra cosa, por supuesto, es el dolor —físico más que psicológico—, que suele ser consecuencia de la pasión; aunque no les deseo ninguno de los dos. Aun así, cuando sentimos dolor sabemos que al menos no hemos sido engañados (por el cuerpo o por la psique). De ahí que lo bueno del aburrimiento, de la angustia y del sentimiento de la in­significancia de la existencia, de todas las existencias, sea que no entrañan un engaño.

[…]

No les deseo más que felicidad. Aun así, habrá muchas horas oscuras y, lo que es peor, sosas, causadas tanto por el mundo exterior como por sus propias mentes.

De seguro, que los miembros de la clase 1989 de la universidad de Dartmouth no esperaban oír lo que el famoso poeta ruso-americano Joseph Brodsky les dijo en su discurso de graduación.

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